Pancarta ante la iglesia de San Pablo referente a los dos cipreses. FOTO JASA |
Pancartas contra algunos árboles que no dejan ver bien distintos monumentos
Los Caballeros 24, ese grupo de ubetenses comprometidos con Úbeda, su
patrimonio y sus tradiciones, volvieron a salir a la calle un año más
para mostrar públicamente su opinión sobre algunos aspectos de la
localidad, que normalmente tienen que ver con su conservación. En este
caso no se habló de piedras centenarias, ni de obras, ni siquiera de
esculturas o de fachadas, al menos directamente. Y la reivindicación se
convirtió en un monográfico sobre árboles que, a juicio de estos
ciudadanos, fueron colocados en su día en lugares poco propicios junto a
edificios históricos y cuyo crecimiento natural los ha convertido en un
estorbo para la vista a la hora de contemplar ciertos monumentos.
Este mensaje los plasmaron en tres pancartas que colocaron en otros
tantos lugares de Úbeda, dejando clara su opinión sobre que «se deberían
eliminar todas aquellas barreras que arquitectos o alcaldes (con buena
intención pero desafortunados planteamientos) colocaron ante nuestros
monumentos». Empezaron en el enorme laurel que hay ante el Hospital de
Santiago, cuyo porte se ha sobredimensionado por la falta de una poda
contundente y que oculta una buena parte de la fachada del centro
cultural. La pancarta colgada de sus ramas reza: «me plantaron en el
lugar equivocado».
Posteriormente hicieron lo propio ante la fachada de la iglesia de
San Pablo, donde hay dos cipreses que «cual centinelas ocultan una de
las portadas más hermosas de nuestras iglesias». En este caso el cartel
colocado dice: «aquí nos plantaron pero los dos molestamos». Y
finalmente se dirigieron al Antiguo Hospital de los Honrados Viejos de
El Salvador donde «las espesuras arbóreas esconden la perfección de unas
piedras colmadas de historia». Allí en la pancarta se puede leer:
«estoy impidiendo contemplar bien una joya».
En el manifiesto al que se dio lectura tras esta reivindicación, los
Caballeros 24 hablaron de otros muchos casos similares en los que los
árboles ocultan elementos del conjunto histórico de la ciudad Patrimonio
de la Humanidad. Por ejemplo «'miren y no vean' los lienzos de murallas
del Rastro, de la Redonda de Miradores o del Huerto del Carmen». «Para
mayor indignación de los ecologistas, a los que respetamos, creemos que
todavía queda mucha tela por cortar, perdón, por talar», añadieron.
Y terminaron con una pregunta con la que dijeron que el dilema está
servido: «¿preferimos admirar árboles y arbustos de dos décadas más o
menos, o la magnificencia de nuestros monumentos con más de 500 años de
historia?».
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