martes, 30 de enero de 2018

ABERRACIÓN EN LA OBRA DE VANDELVIRA EN ÚBEDA.





Construido en el siglo XVI, es uno de los edificios más bellos de la Úbeda. Conocido como El Escorial de Andalucía, es otra de las obras del arquitecto Andrés de Vandelvira y mezcla los estilos castellano y herreriano. Iniciado en 1562, su construcción fue finalizada en 1575. La capilla, antesacristía, sacristía y escalera están adornadas con unas obras murales que enriquecen la arquitectura del edificio, todo un placer para la vista que dejará ensimismado al observador.  En cuanto la capilla ofrece gran originalidad debido a su planta en forma de H, con las dos torres desplazadas al centro de la iglesia. A los pies se sitúa el coro alto, siguiendo el modelo de iglesia de los Reyes Católicos. El mencionado coro de la capilla sobre el atrio, poseía azulejos en el pavimento, realizados por típica cerámica ubetense y perdida en la última restauración realizada en el edificio.

Desde el día 7 de Abril de 1990 y después de más de 5 años de rehabilitación, el viejo edificio Hospitalario hace las funciones de Palacio de Congresos y Exposiciones. Convirtiéndose en un gran centro cultural de la provincia de Jaén y de Andalucía.

A mediados de la década de 1980, se hizo en la mencionada  intervención una aberración. Un grave error histórico, conceptual y de restauración: fue completar hasta terminar en pico el tímpano del frontón que remata a la iglesia. El arquitecto que hizo esa intervención se tomó la licencia de "terminarlo", creyendo que el tímpano en forma de trapecio que dibuja la cornisa no era correcto y que estaba incompleto (o por lo menos no al gusto contemporáneo). Le enmendó la plana a Vandelvira y a las proporciones del patio. Un grave error de lectura y que demuestra una vez más el escaso control que se efectúa en las intervenciones del patrimonio jiennense.

Anterior a la última restauración de la fachada superior de la capilla del Hospital de Santiago, se apreciaba que  partir de la parte superior del frontón trapezoidal salía un faldón de tejas y ya en un plano posterior aparecía el testero de la cubierta de la nave.

 Este hábil e inteligente recurso lo hace Vandelvira precisamente para introducir las torres dentro del patio y que no se vea el pico de la cubierta. La constatación de este factor (además de encontrar fotos del patio cercanas anteriores a los años 80) es, además, muy fácil: basta con tapar con una hoja ese nuevo tímpano y darse cuenta que la composición desde dentro del patio funciona mucho mejor. Hay que destacar que este aspecto visual, basado en la perspectiva, que era inminente en todos los trabajos del renacimiento, se hace siempre pensando en la altura del viandante o espectador los arquitectos renacentistas para componer lo hacían teniendo en cuenta esa visión, jamás la visión lejana o de alzados frontales que estamos acostumbrados a valorar.


 El frontón trapezoidal es un recurso manierista que Vandelvira empleó para valorar y meter mejor dentro de la visual y de la composición del patio las dos torres posteriores (que eran una novedad en las iglesias del momento). Con la línea horizontal del tímpano, las torres traseras cogen protagonismo y se introducen en el patio. Es un recurso claramente manierista, no un olvido de Vandelvira (si hubiera sido un olvido o se hubiera dejado sin completar no habría cornisa en la parte superior del trapecio). Al completar el tímpano en la actualidad la jerarquía se invierte, el triangulo central es más grande y ocupa una posición preponderante con lo que las torres pierden importancia (aparecen un triangulo y otros dos más pequeños detrás) se rompe la unidad compositiva y la jerarquía original. Esperemos que algún día en una nueva intervención alguien se percate de esto y vuelva a su estado original esta bella fachada.

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