jueves, 7 de marzo de 2024

El Ecce Homo de la Sacristía del Hospital de Santiago

 

Pintura mural de la Sacristía del Hospital de Santiago, representando al Ecce Homo, foto de José Carlos Martos 

El Ecce Homo de la Sacristía del Hospital de Santiago

Juan Ángel López Barrionuevo.

Sacristía del Hospital de Santiago, en el año 1991. Foto Ayuntamiento de Úbeda


El hospital de Santiago, edificio del siglo XVI, finalizado en 1575 a un paso del siglo XVII, tras trece años de obras, es concebido por su artífice, Andrés de Vandelvira, más como una auténtica micro urbanización multifuncional, –que como una edificación propiamente renacentista– se establece una correlación estilística pictórica, de manera que las pinturas murales de estos dos espacios responden a un planteamiento mental y simbólico propio de su época[1]. Esta decoración pictórica mural reúne unas premisas valorativas que escuetamente se manifiestan en que:

• Responden a un programa netamente manierista de geometrismo y figuración y como vehículo de una cierta simulación de magnitud espacial.

• Participan de la decoración pictórica manierista que trata de ocultar la desnudez arquitectónica, además de complementarla.

• Participan de un claro sentido estilístico clasicista, miguelangelesco, italianizante y romanista.

• Dejan sentir el influjo derivado de las obras de Julio de Aquiles (Julio Romano) y Alejandro Mayner, de los manieristas escurialenses, así como posiblemente de otros maestros italianos que trabajaron en tierras de Jaén.

• Por sus características son atribuibles a Pedro Raxis y Gabriel Rosales dos figuras de la escuela granadina y castellana que trabajaron en el retablo de la capilla del hospital de Santiago.

 • Contienen un programa rico en contenidos dogmáticos, espirituales y afiliación mitológica cristiana, reflejo eminente del humanismo, con tintes incluso erasmistas que recorren el mundo pagano para interpretaciones cristianas, con un concepto humanista del astroario, planteado tardíamente.

• Se evidencia una clara iniciación contra reformista propia del siglo XVII.

• Se reproduce un programa rico en contenidos iconográficos-iconológicos. Un complejo discurso intelectual que no deja de ser didáctico. Todo un alarde decorativo mural, que aglutina complejos valores patrimoniales de carácter histórico -artístico, que les hace ser considerados ejemplares para la ciudad y para la provincia, correspondientes a un momento histórico clave como es la transición del siglo XVI al XVII.

 





La Sacristía del Hospital de Santiago, siguiendo los postulados del Concilio de Trento, la capilla cuenta con una sacristía y una antesacristía para alojar los distintos objetos de la liturgia. La antesacristía es una pequeña sala rectangular, cubierta con bóveda esquifada, en donde se localizan las monumentales figuras de los profetas Jonás, Jeremías, Eliseo y Daniel. Los paramentos de esta sala muestran atlantes y cariátides fingidos, que sirven para enmarcar diversos medallones con bustos de santos. Finalmente, su sacristía es una gran sala rectangular con cuatro nichos para alojar las cajoneras, presidida con el escudo heráldico del Obispo Cobos. En la parte central se disponen los Padres de la Iglesia, representándose en los ángulos a los fundadores de diversas órdenes religiosas (San Antonio, San Benito, Santo Domingo y San Francisco), y ubicándose las Virtudes Teologales en los nichos. Encontramos ya algunos elementos que anuncian el cambio de sensibilidad del Barroco, como son el Ecce Homo y Cristo con la cruz a cuestas, así como un Niño de Pasión. En la bóveda se imitan casetones, decorados con grutescos y la representación de los dioses planetarios en la parte central, formando una cosmogonía.

Según el desaparecido historiador, Joaquín Montes Bardo, nos relata lo siguiente, acerca de las representaciones pasionales de Cristo, en este recinto: Expuesta la doctrina por medio de sus seguidores en grado heroico, dos tondos, situados en la parte superior de la Sacristía, muestran el modelo supremo: Cristo. Son dos secuencias de su Pasión, un Ecce Homo y La Caída. Por primera vez se representa un tema pasionista en una pintura mural del Renacimiento ubetense. Ello supone un giro formidable frente a la religiosidad manifestada en El Salvador, donde queda excluido el ciclo de la Pasión para insistir en la gloria de la Resurrección. El proceso de esta imaginería culminará durante el Barroco. Aquí la acompaña toda una teoría de textos ascéticos, acordes con la condición eclesiástica de sus moradores

En cuanto a las intervenciones que se han realizado en el edificio del Hospital de Santiago, durante la década de 1980. Ha sido la restauración de las cubiertas de la Sacristía, la que ha influido más negativamente en el buen estado de conservación de las pinturas murales, de la misma[2]. Así nos lo manifiesta José Manuel Almansa, el mal fario que tuvo este edificio por descuido de los albañiles y técnicos de entonces, ya que, durante el verano de 1989, dejaron descubierta esta sala, cuando estaban arreglando los tejados, y una nube se llevó parte del techo y muchas pinturas murales de los casetones de la bóveda. Hoy se manifiestan estos deterioros a modo de pérdidas de mortero, así como la presencia de una gran grieta estructural, sobre todo en la zona central de la bóveda. Otras intervenciones de menor importancia que también han influido negativamente han sido la colocación de puntas y tornillos que agujerean la pared para la sujeción de la instalación eléctrica. Así como la cubrición con tela de la parte inferior de los paramentos mediante la colocación de listones de madera clavados y atornillados, que supuestamente protegerían la decoración de estas áreas en ambos ámbitos.

 


 el mal fario que tuvo este edificio por descuido de los albañiles y técnicos de entonces, ya que, durante el verano de 1989, dejaron descubierta esta sala, cuando estaban arreglando los tejados, y una nube se llevó parte del techo y muchas pinturas murales de los casetones de la bóveda.

Bibliografía Consultada:

EL HOSPITAL DE SANTIAGO EN UBEDA: ARTE, MENTALIDAD Y CULTO (2ª ED .) JOAQUIN MONTES BARDO

Las pinturas murales del Hospital de Santiago. Fernando Sánchez Resa

 



[1] : Fundado por Diego de los Cobos, obispo de Jaén y sobrino de Francisco de los Cobos, comenzó a construirse en 1562, concluyéndose 1575. La concepción de este edificio responde a su carácter de obra benéfica hospitalaria, pero también a las necesidades del promotor de creación un espacio residencial y un panteón funerario, lo que determina una morfología que sobrepasa las necesidades estrictamente funcionales, para convertirse en un espacio de autoafirmación del propio fundador. Vandelvira romperá con el esquema tradicional de hospital de planta en cruz difundido en toda España, para concebir un hospital-palacio-panteón, cuyo referente más inmediato se encontraría en el Hospital de Tavera en Toledo. El edificio se organiza en torno a un patio central de tipo palaciego, al que se abre la capilla en el eje principal. A ambos lados de éste se sitúan dos naves, y en sus extremos laterales dos patios de planta rectangular. El conjunto queda cerrado por una gran crujía que proyecta al exterior una fachada a modo de gran paramento flanqueado por dos torres de planta cuadrada. En contraste con la austeridad que el edificio manifiesta externamente, en el interior la ornamentación se concentra en los frescos que decoran la capilla, sacristía, antesacristía y caja de escalera, y que constituyen uno de los pocos ejemplos de pintura mural del Renacimiento español.

[2] el deterioro de las pinturas del techo de la bóveda de la sacristía, debido a un descuido en el verano de 1989-90, durante las intervenciones de rehabilitación. Fueron bastantes los casetones centrales que se perdieron en la bóveda que albergaba las figuras de Saturno, Júpiter, Marte, Febo, Venus, Mercurio y Diana, reflejo de la visión cosmológica del momento, decoradas con grutescos de origen romano, según la Domus Áurea de Nerón; y cuyos dioses del Olimpo también se encuentran en el intradós de la entrada a El Salvador, siendo un valor que Úbeda posee por partida doble, pero que no valoramos suficientemente, pues son pocos los casos como éste que hay en toda España (creo que cinco), incluyendo los dos nuestros. Esta sacristía tiene un valor simbólico muy valioso…

sábado, 27 de enero de 2024

Grupo Escolar del General Saro o Eras del Alcázar de Úbeda. Cuarenta Años de la Clausura (1984-2024).

 

Grupo Escolar del General Saro o Eras del Alcázar de Úbeda. Cuarenta Años de la Clausura (1984-2024).

Juan Ángel López Barrionuevo

Edificio de viajeros del Conjunto de la estación del ferrocarril de Úbeda (Baeza-Utiel), y al fondo El Colegio del General Saro o del Alcázar de Úbeda. Ambas obras y proyectos impulsadas por el General Leopoldo Saro Marín, personaje histórico muy vinculado con la historia de la ciudad de los Cerros y que hizo mucho por ella... 


En próximas fechas, se va a inaugurar la regeneración del barrio y la puesta en valor de los restos arqueológicos de las Eras del Alcázar. Pero en esta ocasión, voy a hablar de un bien inmueble, que se sitúa en este lugar, me estoy refiriendo, al antiguo Colegio del General Saro, edificio con casi cien años, que este año se cumplen cuarenta años de que dejo de funcionar como centro docente y pasó a ser viviendas sociales.

Por Juan Manuel Almansa sabemos que en 1910, el Ayuntamiento vuelve a insistir en la necesidad de asignar dinero para construir nuevas escuelas, solicitando ayuda al Ministro de Fomento para tal fin. Igualmente, hacia 1912, el Círculo Católico de Obreros solicita establecer una escuela de párvulos dirigida por las hermanas de San Vicente de Paul en un barrio extremo de la población. Por su parte, la profesora María Jesús Carmona Barragán solicitaría la creación de una escuela de adultos, a imitación de otras existentes en la provincia, proyecto al que accede el consistorio costeando parte de los gastos.

En 1922 se planea la creación de los Grupos Escolares Nacionales ante el avanzado estado de ruina del Colegio de la Trinidad. Se decide fundar un grupo escolar en el Campo de la Libertad (Explanada), así como otras dos escuelas para niñas localizadas en otros barrios de la ciudad (adquiriendo el Ayuntamiento dos solares, ubicados en el Alcázar y el Cristo del Gallo). Las gestiones para hacer realidad este proyecto las llevó a efecto D. Leopoldo Saro y Marín, a quien se le agradecieron sus gestiones como intermediario ante el Gobierno.

En 1925, en que se encuentra una galería abovedada en el solar del antiguo Alcázar, al realizar los cimientos de los Grupos Escolares, relacionados con el Yacimiento Eras del Alcázar[1].

Se decide fundar un grupo escolar en el Campo de la Libertad (Explanada), así como otras dos escuelas para niñas localizadas en otros barrios de la ciudad (adquiriendo el Ayuntamiento dos solares, ubicados en el Alcázar y el Cristo del Gallo).

 Las obras de los tres centros fueron llevadas a cabo bajo la dirección del arquitecto Antonio Flores Urdapilleta, el contratista Fernando Forcé y los maestros de la localidad Juan Moreno y Miguel Campos Ruiz. Se tratan de tres construcciones idénticas, en estilo neomudéjar, realizados en ladrillo y piedra, y decoración de azulejos.

El Colegio del General Saro, al igual que las otros dos mencionados, se tratan de tres construcciones idénticas, realizados en ladrillo y piedra, de dos pisos y planta cuadrada dentro de la cual resaltan tres pabellones: uno central, ligeramente retraído y de menor altura y anchura; y dos en los extremos volumétricamente mayores y caracterizados por el uso de arcos de medio punto enjarjados en el nivel superior, con una cornisa volada de madera y elementos decorativos en cerámica. Todo el edificio se halla calado por ventanas adinteladas algunas de las cuales fueron transformadas seguidamente para reconvertirse en puertas de acceso

 


Aspecto actual del Grupo Escolar General Saro Y Eras del Alcázar

Por el historiador e hijo predilecto de Úbeda, Juan Gabriel Barranco Delgado estamos al corriente que El Colegio del Alcázar fue inaugurado en 1927, y denominado con nombre del gran benefactor e hijo adoptivo de Úbeda Leopoldo Saro Marín[2]. Llegada la república, en la sesión celebrada el 20-5-1931, se le cambió nombre por el de Pablo Iglesias y en la dictadura del General Franco se le volvió a poner el de General Saro. Este colegio estuvo en funcionamiento hasta la inauguración del colegio Matemático Gallego Diaz en 1984. Diremos también que, tras dejar de funcionar como Colegio en 1984, durante el curso 1984/1985 fue la primera sede del actual Colegio de Adultos.

Este antiguo grupo escolar, ha pasado diversas peripecias y metamorfosis por el tiempo -que han afectado especialmente a su interiores- ya que, en el año 1986, el Ayuntamiento de Úbeda, construye en el interior de este, 10 viviendas sociales con un presupuesto total de 150 MIL EUROS, 25 millones de la antigua peseta. Y, por último, en el año 1988, el Ayuntamiento, con un presupuesto de 108 MIL Euros, 18 millones de la antigua peseta, arregla los tejados de este inmueble.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

 

Bibliografía Consultada:

HISTORIA DE LA ENSEÑANZA EN ÚBEDA Juan Barranco Delgado. 2018.

 Urbanismo y arquitectura en Úbeda (1808-1931). José Manuel Almansa Moreno. Asociación Cultural Ubetense “Alfredo Cazaban Laguna” 2011.

XII de Gestión Democrática en el Ayuntamiento de Úbeda. 1991. Escuela Taller.

https://www.museoandaluzdelaeducacion.es/los-primeros-grupos-escolares-nacionales-de-ubeda/

https://www.castillosnet.org/fortificacion.php?r=J-CAS-210&n=Alc%C3%A1zar%20de%20%C3%9Abeda

 



[1]El Alcázar de Úbeda ocupó el Cerro de Ibiut, dando origen a la ciudad de Úbeda. En la actualidad se trata de un importante yacimiento arqueológico conocido como "Eras del Alcázar", uno de los sitios arqueológicos más importantes de Andalucía, tanto por la entidad histórica de sus bienes como por su estado de conservación. Sus registros revelan una ocupación ininterrumpida de más de 6000 años de antigüedad, identificando a Úbeda como una de las ciudades más antiguas (si no la mas antigua) de Andalucía y de Europa Occidental.

El solar del alcázar acogió civilizaciones neolíticas, argáricas y posteriormente ibéricas, dándole al cerro el típico aspecto de un oppidum fortificado. Después fue utilizado como atalaya por los ocupadores cartagineses y romanos, que mantendrían la ocupación del lugar.

Con la conquista árabe, esta eminencia defensiva fue fortificada aún más, convirtiéndose en una valiosa alcazaba que daba cobijo entre sus fuertes muros a toda una ciudad interior. Su recinto noble acogía el Palacio del Moro (posterior Casa Real), así como la aljama mayor (la actual Iglesia de Santa María) sobre los restos anteriores de un templo de culto romanizado y en origen un solar sagrado de sus nativos ibéricos.

La alcazaba fue el núcleo fundacional de la ciudad. Con el el tiempo nació un arrabal fuera del alcázar, en los terrenos más llanos bajo el cerro de Ibiut, que fue adquiriendo importancia hasta el punto de tener que ser cercado, construyéndose así el actual recinto amurallado de Úbeda, que separaba la ciudad nueva del alcázar. En el año 852, Haxen-Ben-Abdalaziz, ministro del emir de Córdoba, mandó fortificar Úbeda y Baeza. Por tanto, hasta ese momento Úbeda era solo la alcazaba.

Tras su reconquista, primero en 1212 y finalmente en 1234, la plaza fue reconstruida y fortalecida por la permanencia durante 3 siglos más del cercano Reino de Granada.

En 1368 tuvo lugar la incursión de Mohamed V y Pero Gil, que obligó a los moradores del casco urbano a refugiarse en el alcázar.

El alcázar era a todos los efectos una ciudad independiente dentro de otra ciudad, gobernado por el alcaide de manera totalmente independiente del Concejo de la ciudad, de ahí los continuos conflictos por el poder entre unos y otros. Los diferentes donadíos repartidos entre los infanzones y nobles repobladores del lugar ya no dejaron de dar problemas y disputas por sus respectivas jurisdicciones. El concejo de la ciudad y los alcaides del alcázar ya no dejaron sus continuas fricciones.

Dividida en bandos, la nobleza se enfrenta a muerte por la posesión de la alcaldía del alcázar. Pero caída Granada, la pérdida de valor militar de la fortificación será su sentencia de muerte. Así, en 1502, Isabel la católica ordena la demolición del Real Alcázar de Úbeda, vender su piedra, rellenar los fosos y entregar sus tierras al concejo. Esta destrucción, consumada en 1507, afectó inicialmente más a los muros y baluartes interiores.

En fechas muy posteriores, se fueron minando otras torres, como las del Huerto de Carvajal, desaparecidas en 1675, los muros de La Saludeja en 1677, y varios muros interiores en 1678 que sirvieron para construir el puente de Olvera sobre el río Guadalimar en Navas de San Juan. La milenaria y ciclópea Torre de Ibiut, origen mítico de la ciudad, aguantó hasta una fecha tan reciente como mediados del siglo XIX.

En el siglo XIX, comienzan los intentos por construir viviendas en su recinto adosadas a sus muros y a las murallas, declarándose una guerra total contra los restos que aún había. Ya dejados a su propia suerte, los muros que quedaban se van perdiendo hasta llegar al principio del siglo XX, cuando ya se ha convertido el mejor monumento y testigo de la historia de Úbeda en un erial.

La Torre de Tierra o Torre de Ibiut

La Torre de Tierra o Torre de Ibiut, también citada como Torre de Asdrúbal, es el punto mítico de fundación de la ciudad. Se encontraba en el recinto exterior del alcázar, muy cerca del claro del Salvador.

Después de 1850 fue demolida, hallándose entonces a los pies de sus cimientos diversos enterramientos, objetos extraños que no se catalogaron ni estudiaron, salvo algunas vasijas de tipo celta que se conservan en el museo, y gran cantidad de esqueletos de enorme dimensión que los lugareños mitificaron como gigantes.

Muy cerca a la torre aparecieron también varias sepulturas con antiquísimos objetos de oro, un brazalete en forma de serpiente y otros dijes, a los que no se concedió más importancia que el precio que pagó un platero para su fundición, y así se perdió para siempre una parte importantísima para esclarecer la historia antigua de la región.

[2] Leopoldo Saro Marín (Morón, Santa María del Puerto del Príncipe, actual Camagüey, 11 de enero de 1878 - Madrid, 19 de agosto de 1936) fue un general del ejército español.

Hijo del coronel de Infantería Lesmes de Saro y González y de María Martina Marín de Almansa. Muy joven ingresa en la Academia de Infantería y en1895 es destinado a Cuba con el empleo de 2º Teniente donde participa en numerosas acciones contra los insurgentes; regresa a la península pocos meses antes de la derrota en esa guerra.

De servicio en Madrid hasta que se desencadena en 1909 la Guerra de Melilla, donde es inmediatamente movilizado al frente. Desempeñó numerosas acciones contra el enemigo, destacandoen la dramática acción del Barranco del Lobo, por la que sería ascendido a Comandante y destinado de nuevo a Madrid, donde ocuparía diversos puestos en el Ministerio de la Guerra y el Estado Mayor Central hasta que es nombrado coronel del Regimiento Inmemorial del Rey Nº1.

 

En 1921 la Guerra del Rif vuelve a destinarle a África, donde se destaca en numerosas acciones bélicas junto a los generales Cabanellas, Sanjurjo y Dámaso Berenguer entre otros, por lo que sería ascendido al generalato.

El general Saro fue miembro del Directorio Militar creado en septiembre de 1923 bajo la presidencia del general Miguel Primo de Rivera. Poco aficionado a la política y más a las fatigas de la guerra, volvió rápidamente a África a organizar los preparativos del Desembarco de Alhucemas, donde dirigió con acierto una de las columnas de ataque, por cuya actuación es ascendido a General de División y el monarca le otorga la merced de Conde de la Playa de Ixdain.

 

De vuelta a la península promueve la creación -y preside- el Patronato de Casas Militares antes de ser ascendido a Teniente General, ocupando una de las capitanías generales.

Con la llegada de la Segunda República, el general Saro es separado del servicio y procesado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas por su actuación en el pronunciamiento de 1923, por lo que es sentenciado en 1932 por el delito de alta traición y auxilio, e ingresa en prisión, para ser amnistiado en 1934 y pasar a la situación de 2ª reserva.

 

Fue fusilado en Madrid el 19 de agosto de 1936 por milicianos republicanos.

Al margen de su carrera militar, promovió numerosas actividades para el desarrollo social, cultural y económico de la provincia de Jaén a la que estaba unido por lazos familiares. Destacan la construcción del ferrocarril Baeza-Utiel y la Comunidad de Regantes del Canal de Jandulilla, así como en Úbeda, la biblioteca municipal, varios grupos escolares, el Parador de Turismo, la reconstrucción de la Casa de las Torres, la Escuela de Artes y Oficios y el Teatro Ideal Cinema. Por todo ello y mediante suscripción popular, el escultor local y discípulo de Mariano Benlliure, Jacinto Higueras, erigió un monumento en su honor al que el escritor Antonio Muñoz Molina hace referencia en su novela Beatus Ille. La restauración de su estatua en la plaza de Andalucía deÚbeda generó polémica en 2006.1 Muñoz Molina se refiere a la citada plaza en la novela El jinete polaco como "la plaza del General Orduña" en Mágina, trasunto de Úbeda.

 

Era Gentilhombre de cámara con ejercicio del Rey Alfonso XIII y estaba en posesión de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, así como de numerosas condecoraciones nacionales y extranjeras