domingo, 24 de septiembre de 2023

Se Derrumban La Cúpulas de La Ermita de San Bartolomé, de Úbeda.

 

Cúpula derrumbada de San Bartolomé, Foto de Pablo Jesús Lorite

La Ermita se sitúa en San Bartolomé, situada en el núcleo poblacional de Úbeda, a 5 kilómetros de esta, precisa una actuación de urgencia en sus muros, ya que las cubiertas no existen, desde que hace unas semanas, se han derrumbado.





San Bartolomé es un antiguo templo que fue reconstruido a principios del S. XVIII, siendo más grande que el anterior y bajo la advocación de San Bartolomé y Nuestra señora de la Blanca. La ermita presenta al exterior un arco de medio punto rematado por una hornacina y al interior se conservan algunas yeserías. El tejado se encuentra totalmente derruido.

Desde la Asociación de Vecinos reivindican la atención del Obispado, propietario del inmueble, para su recuperación. Un espacio que bien podría seguir los mismos pasos que en su día se consiguieron para la Iglesia de San Lorenzo, o para la Ermita Madre de Dios del Campo, inmuebles recuperados por la iniciativa privada para el uso cultural o de ocio. Sería una de las salidas para evitar el derrumbe total de la Ermita de San Bartolomé, dicen desde la asociación vecinal.

Un espacio incluido desde el año 2010 en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra, el responsable de la ficha y la información que posibilitó la inclusión de esta es Juan Ángel López Barrionuevo, un ubetense comprometido con el patrimonio local y que ha sido objeto de reivindicaciones por parte de colectivos en pro de la recuperación del patrimonio como los Caballeros 24.

La actuación más urgente, según la Asociación de Vecinos de San Bartolomé, se sitúa en la reconstrucción de las cubiertas, para lo que han solicitado en múltiples ocasiones la intervención del Obispado, con el compromiso de que fueran los propios vecinos los que trabajaran posteriormente en el interior del templo.

Cerrada al culto en 1983, en todo este tiempo, dicen desde la asociación vecinal, tan solo se ha procedió a cercar la ermita para evitar peligros, así como labores de limpieza de escombros, tras el último derrumbe, pero no obstante sigue amenazando derrumbe, por ejemplo, el estado de la espadaña. Sí se pudo trasladar la pila bautismal que había en el oratorio, de estilo románico y datada en el siglo XIII. Se encuentra desde el año 2013, en una de las Capillas del Claustro de la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda, gracias a la gestión de la Asociación Cultural Ubetense “los Caballeros 24”.

No conseguiré entender por qué un número considerable de iglesias y ermitas de nuestros pueblos y ciudades han sido abandonadas de la mano de unos (la iglesia) y de otros (las instituciones). Alguien me puede decir que es un problema estrictamente eclesial, y puede tener razón, pero ante la desidia y su ineficacia, está el Estado, que con sus instituciones competentes debe salvaguardar estos monumentos sencillos, muchos, y de valor, otros. Son en su mayoría pequeñas iglesias de fábrica sencilla, espadaña y ábside de sillar labrado y el resto de mampostería.

Gracias a la descripción de Pablo Jesús Lorite, en su trabajo “Una aproximación a la historia de la parroquia rural de San Bartolomé de Úbeda”. sabemos cómo eran una de sus cúpulas del siglo XVIII, recientemente desaparecidas, como la del camarín: …Es un espacio definido en el Barroco con una pequeña cúpula de media naranja y una decoración de yeserías en gama celeste y con restos de algunas cenefas que evocan a un típico espacio recoleto de veneración sobre el presbiterio de un santuario mariano en el que existía un horror vacui y al que se puede acceder para venerar y rodear a la Virgen María….

 

 

lunes, 21 de agosto de 2023

Curiosidades Sobre las Farolas Fernandinas en Úbeda.

Sobre las Farolas Fernandinas en Úbeda.

Juan Ángel López Barrionuevo



En Úbeda, encontramos farolas de tipo Fernandino, en la calle Baja de El Salvador, estas instaladas en la década de 1990, en la Lonja de la Iglesia de la Santísima Trinidad instaladas en el año 2001, y en la Plaza 1 de Mayo, instaladas en el año 2010.


 

" Las farolas fernandinas no dejan de ser otro producto más de catálogo y no creo que diferencien a la ciudad, más bien al contrario, ya que al estar en cualquier ciudad española no contribuyen a monumentalizar una ciudad sino a vulgarizarla."

No hay razón objetiva para considerar "mejor" el mobiliario urbano que está actualmente de moda a principios del siglo XXI con el "fernandino", pues ambos son productos elaborados en serie.




En cualquier caso, aún ha sido más adecuado que en la actual renovación de la luminaria del centro histórico, por Led, se han respetado las farolas de forja que realizaron los hermanos Tiznajo, o el taller de Forja de la Escuela Taller, en las décadas de 1950, 1980 y 1990, para la mayoría de las callejuela y plazas de la Úbeda monumental.

 

¿Entonces, cuáles son las farolas ubetenses de verdad?

Pues, por ejemplo, las que se crearon en la Plaza del Ayuntamiento o en la Plaza de Vázquez de Molina.


En Úbeda, encontramos farolas de tipo Fernandino, en la calle Baja de El Salvador, estas instaladas en la década de 1990, en la Lonja de la Iglesia de la Santísima Trinidad instaladas en el año 2001, y en la Plaza 1 de Mayo, instaladas en el año 2010.

Por ello, es curioso que algunos nos vendan, que las farolas fernandinas como lo más ubetense del mundo o que sea el tipo de farolas que le pinta a una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad, un tipo de farola que se creó en 1832 para decorar la ciudad de Madrid y que toma el nombre de Fernando VII (aunque muchos pensarían que tenía algo que ver con nuestro San Fernando). Desde Madrid se fueron distribuyendo por toda la geografía española y hoy es fácil ver la farola fernandina en cualquier ciudad y pueblo de España. Por lo tanto, de ubetense, nada y "de toda la vida", menos. ¿Entonces, cuáles son las farolas ubetenses de verdad?

Pues, por ejemplo, las que se crearon en la Plaza del Ayuntamiento o en la Plaza de Vázquez de Molina.

Llegados a este punto podemos barajar tres vías. La primera, recuperar el verdadero mobiliario urbano de la ciudad para aquellas zonas donde aún se conserve el patrimonio monumental heredado de siglos pasados. La segunda, seguir colocando farolas fernandinas y repetir hasta la extenuación que son "las de toda la vida". Por último, hay una tercera opción que considero la más interesante y atractiva, fabricar un mobiliario nuevo, contemporáneo pero acorde con el entorno donde se asiente; volver a dar la oportunidad a nuestros artistas y diseñadores de participar en la imagen de la ciudad, como se ha hecho durante siglos. De esta forma ganaríamos un nuevo mobiliario urbano, propio y de diseño, no de catálogo.  

 

EL FAROL FERNANDINO: ORIGEN Y DIFUSIÓN

Sin lugar a dudas, el farol fernandino constituye uno de los modelos más populares destinado al alumbrado urbano de numerosas localidades españolas desde hace casi 200 años. Bajo su luz, los cambios económicos, políticos y sociales experimentados en nuestro país han sido tan extraordinarios que parece mentira que todavía pervivan, en su forma original o adaptada a los nuevos tiempos, tantos ejemplos de este típico farol.

Existen varias explicaciones del nombre, lo más probable es que el término provenga de Fernando VII bajo cuyo reinado se instalaron los primeros en Madrid. 

Con ligeras actualizaciones de tipología, el farol fernandino conserva siempre su acristalado en forma cilíndrica rematado en la parte superior con una cúpula con corona a la que se superpone otra más pequeña. En la base, habitualmente se muestra el emblema también coronado del monarca (en forma de dos efes contrapuestas y un VII) y, bajo el mismo, la fecha 1832, año de nacimiento de la infanta María Luisa Fernanda (a la que también se atribuye el calificativo de la farola).

 

Como acabamos de señalar, según la historia, estas farolas se colocaron en honor al nacimiento de la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón, segunda hija del rey, que nació el 30 de enero de 1832. Desde entonces hasta nuestros días, algunos de estos elementos del mobiliario urbano se han conservado en sus lugares originales, en una serie de puntos clave de la ciudad, viendo pasar y, alumbrando, durante muchos años diferentes momentos de la historia madrileña.

A mediados del siglo XX el arquitecto municipal de Madrid Victor D´Ors diseña un farol tomando como base el Fernando VII, se le conoce como Farol Fernandino, a partir de este modelo, se tomó referencia para todas las farolas Fernandinas en la geografía española.

Por último, como ya he dicho tantas veces el término "fernandino" es por Fernando VII, aunque en ciudades como Córdoba se observa en las iglesias el estilo fernandino en referencia a Fernando III​ y también las farolas fernandinas en referencia a Fernando VII. ​corona almenada se estiliza, semejando una corona de  hojas. 

Fuente.

 Wikipedia

https://callejeartemadrid.com/2017/01/30/curiosidades-las-farolas-fernandinas/

http://madridmetropolis.blogspot.com/2013/03/farolas-faroles-y-candelabros-de-madrid.html 

lunes, 3 de julio de 2023

La clara influencia heredada de la sacristía de la Catedral de Sigüenza en la Sacristía de El Salvador de Úbeda

 Juan Ángel López Barrionuevo

Úbeda nunca se paró. La ciudad evidentemente ha cambiado a lo largo de los últimos cinco siglos, pero ello no significa que el desarrollo de la ciudad haya dañado sustancialmente su patrimonio artístico. La declaración de la UNESCO como ciudad Patrimonio de la Humanidad viene a corroborar este hecho, y anima a mantener, pero también a recuperar.
Uno de los edificios más decorosos de la ciudad, es la monumental capilla funeraria de El Salvador del Mundo, que cierra por el Este una de las plazas que, con mayor razón se puede llamar monumentales: la de Vázquez de Molina.

Obra capital del renacimiento español en su fase de transición desde el plateresco, este templo, es fundación del mecenas Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos I y Adelantado de Cazorla, es diseñada por Diego de Siloé, con la apasionada y decisiva intervención del francés Esteban Jamete, constituye una tesis doctoral de Andrés de Vandelvira. En frase de Chueca Goittia añade: “… El Salvador no es Vandelvira, pero en el Salvador está Vandelvira y de allí ha de salir…”.

(La Sacristía De El Salvador).

Según la enciclopedia Católica, la Sacristía (del latín sacrastia) Es una parte del templo, o anexo a él, donde se guardan los ornamentos, los adornos litúrgicos, los vasos sagrados y otros artículos de valor, y donde se reúne el clero para revestirse antes de las diferentes ceremonias eclesiásticas. Corresponde al secretarium o diaconicum de antaño. Actualmente es práctica casi universal tener la sacristía directamente detrás del altar principal o a ambos lados del mismo. La sacristía debe estar provista de muebles y cajones, debidamente etiquetados, para los ornamentos correspondientes a los diferentes tiempos litúrgicos, en sus colores apropiados; un crucifijo o alguna imagen conveniente ante la que el clero debe hacer una reverencia antes de entrar al santuario o al regresar de él.

De la monumentalidad de la Capilla de El Salvador, recalcaremos de un modo especial la sacristía; obra de Andrés de Vandelvira, con medallones, cariátides y otras decoraciones. Es una sacristía donde Vandelvira se lució especialmente. Debió imaginar cómo el resto de los mortales miraríamos aturdidos las bóvedas que cubren esta dependencia.

Dicha sacristía está considerada como una de las principales obras del renacimiento español, con una riquísima decoración escultórica, simbolizando vicios y virtudes, obra del francés Esteban Jamete.

Con arcos que dejan huecos para alojar las cajoneras, está decorada con toda clase de figuras, bustos y alegorías corpóreas. El entablamento está sostenido por cariátides que, a su vez, descansan en cabezas humanas.

Además, este espacio reservado a la clase clerical, con una programática decoración escultórica a la manera miguelangelesca, obra del escultor Esteban Jamete, presenta un complejo e intelectual programa de contenido clásico, filosófico y moral. Motivos heráldicos, cariátides, atlantes, ocho ángeles apocalípticos coronando las claves de los arcos, ocho medallones con alegorías humanizadas y doce sibilas entre proféticas y apocalípticas, representan una visión pagana, cristiana y glorificadora por la que el Salvador del mundo era el Salvador de la familia de los Cobos.

Hay curiosas opiniones, de esta admirable obra de arte, a lo largo de los años, así, los viajeros Pi y Margall, se expresaron hace más de dos centurias sobre esta fachada:”… arte que únicamente habla a los sentidos…” “…es la iglesia más pagana y sensual del Renacimiento andaluz”, y el catedrático y profesor Joaquín Montes Bardo”…cabe señalar la complejidad de este monumento funerario, el cuál se mezclan, el pensamiento de Erasmo o el discurrir de la liturgia católica…”

Sacristía de El Salvador de Úbeda




Sacristía de la Catedral de Siguenza

En realidad, no es un producto artístico legítimo, ya que la Sacristía del Salvador tiene la clara influencia heredada de la sacristía de la Catedral de Sigüenza de Alonso de Covarrubias, conocida como la Sacristía de las Cabezas.

La Sacristía de las Cabezas es una de las obras de arte renacentistas españolas más importantes gracias a la curiosa decoración de sus bóvedas

La Sacristía de las Cabezas es una de las obras de arte renacentistas españolas más importantes gracias a la curiosa decoración de sus bóvedas. Una joya enclavada en la Catedral de Sigüenza que, en ocasiones, pasa desapercibida. Construida en el siglo XVI en pleno corazón del centro histórico, es una de las visitas imprescindibles en la provincia de Guadalajara. Está declarada Bien de Interés Cultural desde el 3 de junio de 1931.

Junto a la Sacristía del Salvador de Úbeda, es un ejemplar único en España, puesto que aún conserva figuras propias de la mejor época del movimiento. Este famoso monumento se construyó entre 1531 y 1561, diseñado por el célebre Alonso de Covarrubias. En su ejecución intervinieron diversos maestros, como Francisco de Baeza, cuya intervención como aparejador está documentada, Nicolás de Durango en 1535, y el segundo maestro Martín de Vandoma, entre otros.

Vamos ahora, finalmente, con la par­te ornamental que ha dado el nombre a este recinto y conquistado para él la fama universal: esas 304 cabezas de su bóveda, que, a manera de artesonado, pétreo, lanzan constante su ru­mor, su vago decir, su lento y blanco llorar de siglos sobre los admirados rostros de quienes hasta ellos llegan. Sin entrar en la literaturización que, por otra parte, merece esta obra, di­remos que cada uno de los sectores de la bóveda posee 19 hileras, con 4 cabezas cada una. Las 9 de una vertiente se orientan en el sentido ver­tical que permite su lógica visión, lo mismo que las otras 9 de la vertiente contraria. Tan sólo en las cuatro caras de las hileras centrales, de la clave, se permite el artista una orientación distinta, pero meditada y equilibrada, como corresponde el estilo arquitec­tónico, riguroso y sistemático, en que se construye el conjunto. Damos aquí esta distribución como aportación al estudio completo de esta bóveda.

Se orientan las caras de estos me­dallones claves con arreglo a un eje que va desde la ventana al rosetón (E.‑O.); y, adoptando por parte exter­na de la sala la correspondiente a Le­vante, tenernos que en el primer sec­tor de la bóveda las tres caras exter­nas miran hacia dentro las dos in­ternas lo hacen hacia fuera. En el segundo sector, las dos caras externas miran hacia dentro, y las dos internas lo hacen hacia fuera. En, el tercer sec­tor, la primera y tercera miran hacia el interior, y la segunda, y cuarta es orientan hacia la ventana. En el cuar­to sector, el más interno, la cara externa mira hacia dentro, y las tres siguientes lo hacen hacía fuera. De esta manera, sin que en ningún sector es vea el mismo orden, guardan todos ellos un equilibrio perfecto. 

Pasando ahora al estudio iconográ­fico de estos 304 medallones, hemos de decir que en ellos aparecen los más diversos tipos que la imaginación puede concebir. Contemplar tal cantidad de gestos, de actitudes, de penas y alegrías conjuntadas, de pobrezas y dignidades confundidas, originan una tormenta anímica de la que uno se recupera ya difícilmente. Creemos que, en parte solamente, es esto techo una galería de retratos. Aparecen, si, diversos bustos de obispos, canónigos, religiosos, bachilleres, dignidades civiles, etc., ataviados a la usanza, de mitad del siglo XVI, que podrían muy bien ser personajes contemporáneos del artista que trazara y tallara sus rostros. En una gran mayoría de ellos, sin embargó, no se ha pretendido más que el efecto estético del poder y la fuerza que emanan de la plumilla y la plumilla del escultor.

 

Fuente: Wikipedia.

Fotos de Julio Pazos

jueves, 29 de junio de 2023

EL RELOJ MUDO DEL PATIO DEL HOSPITAL DE SANTIAGO.

 

Patio  del Hospital de Santiago y Fachada de la Capilla. Foto de Tomi Barrionuevo. En la Actualidad

Juan Ángel López Barrionuevo

A quienes nos ha tocado vivir en el siglo XX, y las primeras décadas de este siglo XXI, nos puede parecer que la medida del tiempo siempre ha consistido en mirar el aparato de mecanismo artificioso que se suele llevar como pulsera. Es un gesto que se ha hecho familiar. Si acaso el reloj se para - cosa muy rara en los últimos tiempos - conectamos la radio. En medio de la programación, entre noticias y música, se oyen varios pitidos breves seguidos de otro más largo. Esa es la hora en punto, exacta, que entrega la señal horaria que trasmite el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile

La medida del tiempo y, sobre todo, la utilización de relojes como los actuales se ha logrado tras muchos siglos de trabajos, estudios y de pruebas con aparatos de muy diversos tipo.

Así desde tiempo inmemorial, el hombre ha tratado de contabilizar el paso del tiempo para organizar nuestra vida y ordenar nuestro destino. Las civilizaciones antiguas lo hacían ligándolo a la alternancia del día y de la noche, así como a los ciclos de la Luna. Pero poco a poco el ingenio de nuestros antepasados fue creando aparatos capaces de fraccionar los períodos de luz y tinieblas con exactitud creciente.

Primero fue el reloj solar, que indicaba los momentos del día gracias al movimiento de la sombra del Sol sobre una superficie plana, con un cuadrante. Los arqueólogos descubrieron que los chinos lo usaron unos 3.000 años antes de Cristo, empleándolo también los egipcios y los incas. Claro que éste no funcionaba de noche ni en días muy nublados, y tampoco en el crepúsculo o el amanecer. Además, los cuadrantes tenían que modificarse según las diferentes latitudes terrestres por variar la inclinación de los rayos solares, y la medición en general no era muy segura porque la duración de los días es distinta en cada época del año. Relojes de sol similares lo encontramos en Úbeda, en numerosos inmuebles como el Hospital de Santiago, Convento de la Victoria, Casas del Concejo, Iglesia de San Nicolás, Iglesia de El Salvador…

Alrededor del siglo III de nuestra era, cuando el hombre pudo por fin dominar el arte de la elaboración del vidrio, apareció por fin el hoy famoso reloj de arena, con dos recipientes unidos por una estrecha garganta. La arena debía estar completamente seca y encontrar mecanismos que impidiera humedecerse, puesto que sin estos requisitos el reloj de arena ya no funcionaba normalmente.

Bastante tiempo hubo que esperar para que las maquinarias comenzaran su reinado. Hacia el año 1300 estos mecanismos ya eran habituales en los relojes de algunas iglesias europeas, al punto que el reloj de este tipo más antiguo que se conserva todavía en buen estado de funcionamiento es el de la Catedral de Salisbury, Inglaterra, instalado en el año 1386.

Sin embargo, el reloj de pesas ganaría eficiencia con el descubrimiento de la Ley del Péndulo, enunciada por Galileo Galilei hacia el año 1600. Gracias a esto, el matemático y físico holandés Christian Huyghens aplica el péndulo en los relojes con curva cicloidal en 1650, aplicando este sistema sobre un reloj de pared.

Ya entonces, sin embargo, habían pasado unos cien años desde los primeros relojes a cuerda inventados en la ciudad alemana de Nuremberg, lo que permitía la construcción de relojes portátiles. De esta época viene la fama de Ginebra como célebre centro relojero.
A quienes nos ha tocado vivir en el siglo XX, y a principios de este tercer milenio, nos puede parecer que la medida del tiempo siempre ha consistido en mirar el aparato de mecanismo artificioso que se suele llevar como pulsera. Es un gesto que se ha hecho familiar. Si acaso el reloj se para - cosa muy rara en los últimos tiempos - conectamos la radio. En medio de la programación, entre noticias y música, se oyen varios pitidos breves seguidos de otro más largo. Esa es la hora en punto, exacta, que entrega la señal horaria que trasmite el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile

La medida del tiempo y, sobre todo, la utilización de relojes como los actuales se ha logrado tras muchos siglos de trabajos, estudios y de pruebas con aparatos de muy diversos tipo.

Así desde tiempo inmemorial, el hombre ha tratado de contabilizar el paso del tiempo para organizar nuestra vida y ordenar nuestro destino. Las civilizaciones antiguas lo hacían ligándolo a la alternancia del día y de la noche, así como a los ciclos de la Luna. Pero poco a poco el ingenio de nuestros antepasados fue creando aparatos capaces de fraccionar los períodos de luz y tinieblas con exactitud creciente.

Primero fue el reloj solar, que indicaba los momentos del día gracias al movimiento de la sombra del Sol sobre una superficie plana, con un cuadrante. Los arqueólogos descubrieron que los chinos lo usaron unos 3.000 años antes de Cristo, empleándolo también los egipcios y los incas. Claro que éste no funcionaba de noche ni en días muy nublados, y tampoco en el crepúsculo o el amanecer. Además, los cuadrantes tenían que modificarse según las diferentes latitudes terrestres por variar la inclinación de los rayos solares, y la medición en general no era muy segura porque la duración de los días es distinta en cada época del año. Relojes de sol similares lo encontramos en Úbeda, en numerosos inmuebles como el Hospital de Santiago, Convento de la Victoria, Casas del Concejo, Iglesia de San Nicolás, Iglesia de El Salvador…

Alrededor del siglo III de nuestra era, cuando el hombre pudo por fin dominar el arte de la elaboración del vidrio, apareció por fin el hoy famoso reloj de arena, con dos recipientes unidos por una estrecha garganta. La arena debía estar completamente seca y encontrar mecanismos que impidiera humedecerse, puesto que sin estos requisitos el reloj de arena ya no funcionaba normalmente.

Bastante tiempo hubo que esperar para que las maquinarias comenzaran su reinado. Hacia el año 1300 estos mecanismos ya eran habituales en los relojes de algunas iglesias europeas, al punto que el reloj de este tipo más antiguo que se conserva todavía en buen estado de funcionamiento es el de la Catedral de Salisbury, Inglaterra, instalado en el año 1386.

Sin embargo, el reloj de pesas ganaría eficiencia con el descubrimiento de la Ley del Péndulo, enunciada por Galileo Galilei hacia el año 1600. Gracias a esto, el matemático y físico holandés Christian Huyghens aplica el péndulo en los relojes con curva cicloidal en 1650, aplicando este sistema sobre un reloj de pared.

Ya entonces, sin embargo, habían pasado unos cien años desde los primeros relojes a cuerda inventados en la ciudad alemana de Nuremberg, lo que permitía la construcción de relojes portátiles. De esta época viene la fama de Ginebra como célebre centro relojero.

El avance del reloj había sido importante, aunque quedaban cuestiones sin resolver como el desgaste de las piezas y la consiguiente inexactitud en la medición del tiempo. Este aspecto logró ser modificado por Nicolás Faccio en 1704, utilizando rubíes y zafiros como pivotes de los mecanismos de los relojes. Hoy día, contamos con una inusual variedad de tipos y calidades de relojes: artesanales, eléctricos, cronómetros, despertadores, de pulsera, atómicos, digitales, etc.

EL RELOJ MUDO DEL PATIO DEL HOSPITAL DE SANTIAGO.


Por el historiador Gines Torres Navarrete, sabemos que este reloj, proviene de las Antiguas Casas Consistoriales y se supone que se creò tras la edificación del citado inmueble. En 1873 y tras el traslado de las Casas del Concejo al Palacio de las Cadenas; el citado reloj se traslada al frontal de la Capilla del Hospital de Santiago.

En 1980, tras el cierre definitivo del edificio, como casa de caridad y centro religioso; el reloj del patio y las campanas de las torres traseras ya no funcionan, ojalá el actual equipo de gobierno le vuelva dar vida al reloj y a las campanas de las torres de la antigua capilla (hoy auditorio) para que marquen las horas y los acontecimientos culturales que se desarrollan en el antiguo Hospital de Santiago.



Fachada de la Capilla del Hospital de Santiago, antes de su desafortunada restauración. Foto Gabriel Delgado Juan.

El avance del reloj había sido importante, aunque quedaban cuestiones sin resolver como el desgaste de las piezas y la consiguiente inexactitud en la medición del tiempo. Este aspecto logró ser modificado por Nicolás Faccio en 1704, utilizando rubíes y zafiros como pivotes de los mecanismos de los relojes. Hoy día, contamos con una inusual variedad de tipos y calidades de relojes: artesanales, eléctricos, cronómetros, despertadores, de pulsera, atómicos, digitales, etc.

EL RELOJ MUDO DEL PATIO DEL HOSPITAL DE SANTIAGO.


Por el historiador Gines Torres Navarrete, sabemos que este reloj, proviene de las Antiguas Casas Consistoriales y se supone que se creò tras la edificación del citado inmueble. En 1873 y tras el traslado de las Casas del Concejo al Palacio de las Cadenas; el citado reloj se traslada al frontal de la Capilla del Hospital de Santiago.

En 1980, tras el cierre definitivo del edificio, como casa de caridad y centro religioso; el reloj del patio y las campanas de las torres traseras ya no funcionan, ojalá el actual equipo de gobierno le vuelva dar vida al reloj y a las campanas de las torres de la antigua capilla (hoy auditorio) para que marquen las horas y los acontecimientos culturales que se desarrollan en el antiguo Hospital de Santiago.

 

sábado, 24 de junio de 2023

Úbeda 20 Años Como Patrimonio de la Humanidad y Líder en La Lista Roja de Hispania Nostra.

 

¡Estamos de celebración! Se cumplen 20 años de aquel día en que tanto Úbeda como Baeza fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sumándose así al selecto grupo de “Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España” al reconocer su gran valía histórico – artística.

 

Como no todos los días se celebra 20 años como una de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, SÓLO, 3 DE JULIO, A partir de ese momento los ciudadanos de Úbeda y Baeza, sentíamos la bella tarea de dar verdadero ejemplo en el cuidado y mantenimiento de la misma y quienes nos visiten, puedan dar fe de que este título hace honor a estas dos ciudades.

DESGRACIADAMENTE.

20 años después, no está siendo así, sobre todo por los colectivos políticos y sociales.  Ya que aún queda, muchos deberes sin hacer, para mejorar y hacer aún más grandiosa esta ciudad de los cerros... que forma ya parte del disfrute de la Humanidad.

Interior de la Iglesia de San Pedro. Foto Gentileza de Agustín Palacios Martínez
Casas de Ferroviarios, Estación del tren de Úbeda linea Baeza-Utiel



He aquí un ejemplo, ya que Úbeda, es líder en la “Lista Roja del Patrimonio” de Hispania Nostra. La ciudad de la provincia de Jaén con más monumentos en ruina.

De los 175 bienes que la Asociación Hispania Nostra señala que están «en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores «en Andalucía y, por tanto, los incluye en su Lista Roja del patrimonio.  Jaén es la provincia andaluza que más Bienes de Interés Cultural (BIC) tiene en la Lista Roja de Patrimonio, con 51, y la cuarta de España en el mismo parámetro.

La capital de Jaén y Úbeda son las dos poblaciones con mayor número de bienes amenazados.

 

Dentro del extenso patrimonio de Úbeda, que celebra su 20 aniversario como Patrimonio de la Humanidad, donde hay más palacios que casas solariegas, no todo está en el estado de conservación más deseable.

 

Con la reciente incorporación del Hospital de San Antonio de Abad (finales del 2022), Úbeda tiene actualmente siete lugares dentro de la Lista Roja del Patrimonio. Los otros seis son el Puente Ariza, la Ermita de San Bartolomé, el Convento de San Francisco de Asís, Estación de Ferrocarril del Baeza-Utiel, la casería Villa Gutiérrez, y la Iglesia de San Pedro, actualmente en riesgo, aunque en diferentes grados. Por otro lado, la Antigua Cárcel del Partido Judicial de Úbeda está en la Lista Negra, que recoge inmuebles retirados de la roja por haber desaparecido, mientras que la Iglesia de San Lorenzo y la Ermita de Madre de Dios del Campo han pasado a la Lista Verde tras la intervención para su recuperación. Esto no es razonable en una ciudad que se jacta de ser Patrimonio de la Humanidad y que encima se enorgullece de ello.

Hospital de San Antonio Abad fechado en el siglo XIII Inmueble Incluido 29 noviembre, 2022. Sin protección. Propiedad Privada.

 


Hospital de San Antonio Abad fechado en el siglo XIII y que se ubica en la calle Afán de Rivera, cerca de la Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares. Actualmente, según recoge Hispania Nostra, se encuentra en estado de ruina, completamente abandonado y sufriendo un desgaste progresivo. Se aprecian daños estructurales, entre ellos el hundimiento de las cubiertas y cierres. Esto permite la entrada de agua de lluvia, e incrementa el riesgo de desplome.

 

Según el historiador José Manuel Almansa, y en base también a la publicación de Miguel Ruiz Prieto en ‘Historia de Úbeda. Vol. II’ para la Asociación Cultural “Alfredo Cazabán Laguna”, las fundaciones hospitalarias en la ciudad fueron numerosas desde época antigua, y posiblemente existiera una por cada parroquia. El Hospital de San Antón Abad se situaba en la collación de San Lorenzo, y todo parece indicar que la fundación se realizaría durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), quien establece una encomienda en el hospital, es decir, sus empleados estaban exentos de impuestos, milicia y otras cargas por privilegio de los reyes de Castilla (lo cual sería refrendado, al menos, hasta el reinado de Felipe IV).

En 1609 aún existía la Cofradía de San Antón, con sede en la iglesia de San Lorenzo, si bien por aquella época la fundación hospitalaria ya no existía (desconociendo cuando se produce su extinción). A partir de este momento, y de forma progresiva, se procedería al desvalijamiento de la institución, pasando sus bienes muebles a la iglesia parroquial (y siendo adquirido el antiguo edificio por parte de la familia Rivera, quienes lo rehabilitarían como vivienda particular). De hospital quedan algunos restos en la calle Afán de Rivera, en deficiente estado de conservación, y ahora el inmueble ha sido incluido en la lista roja del patrimonio, alertando de su necesaria protección y recuperación.

Iglesia de San Pedro de Úbeda (Jaén). Inmueble Incluido Octubre 2022. B.I.C. Propiedad Obispado de Jaén.

 

El templo fue fundado en el recinto intramuros tras la conquista de la ciudad (siglo XIII). El edificio original fue destruido por las tropas de Pero Xil en 1368. Fue reedificado en esa época, y posteriormente remodelado a principios del siglo XVII. Sin embargo, al exterior aún se aprecian algunos elementos tardorrománicos y protogóticos, como serían la portada de los pies y la cabecera.

En 2011, tras el fin de las obras de restauración de la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares (de la que funcionaría como parroquia auxiliar), el templo queda totalmente vacío y sin uso, situación que mantiene en la actualidad a pesar del proyecto de recuperación en 2012 como espacio de celebración de actos del palacio-hotel colindante.

La falta de obras de mantenimiento, (ya incluso antes del cierre del templo) y la existencia de filtraciones de agua en los terrenos situados al norte del templo han supuesto la aparición de gran número de humedades, a los que se suman los propios achaques como consecuencia del paso del tiempo. Este estado se va agravando día a día, apareciendo numerosas grietas, vegetación, desprendimientos, etc.



Gracias al empeño que Juan Ángel López Barrionuevo le pone a defender las cosas de Úbeda y al buen hacer de José Manuel Almansa, la antigua parroquia de San Pedro, ha sido incluida en la Lista Roja del Patrimonio que realiza la Asociación Hispania Nostra. El estado de abandono del templo es evidente incluso desde fuera: años llevan abiertas las ventanas sin que el propietario se haya preocupado de ir a cerrarlas para evitar que los palomos, la humedad o el polvo entren a agrandar los daños de una iglesia comida por las humedades provocadas por la piscina del vecino, por poner un ejemplo. ¿Podemos tener esperanzas con respecto a San Pedro? Pocas (Manuel Madrid Delgado).


Casería Villa Gutiérrez de Úbeda (Jaén). Inmueble Incluido Noviembre 2021. Sin protección. Propiedad privada.


Casería Villa Gutiérrez. Foto Jaén Escondida


Tras 50 años de abandono y saqueo, el tejado de la casería Villa Gutiérrez de Úbeda (Jaén) tiene varios agujeros, pero el interior es aún recuperable. En su día, presentaba una escalera exenta, en galería de madera en el patio que ha desaparecido. Actualmente, el torreón está perdiendo las almenas, así como faltan los marcos decorados de las ventanas y el escudo de la hornacina. Tras la inminente pérdida del tejado, es previsible el colapso del edificio.

Por todos estos motivos, la casería Villa Gutiérrez de Úbeda (Jaén) acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra (www.listarojapatrimonio.org) y que recoge más de mil monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.

 

 

La casería Villa Gutiérrez fue uno de los primeros olivares de la comarca de Úbeda, levantándose este cortijo junto a la almazara en la misma finca, también denominada como “Ana Prieta”. Posteriormente la villa fue ampliada, como reza la azulejería de la fachada, en 1884. El ferrocarril tenía parada frente a la casa, para la exportación de su aceite.

Sobre los años 70, del siglo XX, la finca fue abandonada por sus propietarios, que emigraron a Cataluña y vendida por partes. Actualmente, solo se utiliza como casa de aperos.

La también llamada casería Ana Prieta, por ser esta antes propietaria de la finca, está formada por un conjunto de casona indiana de arquitectura ecléctica, de la época de la construcción del ferrocarril, con torreón medieval, cuadras, almazara, bodegas, una palmera indiana, un reloj de sol de pared, una hornacina gótica y ventanales de vitrales, junto al pintoresco paraje de la desembocadura del río Jandulilla, delante del conjunto arqueológico de Úbeda la vieja.

 

Estación de Ferrocarril de Úbeda. Siglo XX. Inmueble Incluido Noviembre 2020. Sin protección. Propiedad de Adif.

 


La estación de Úbeda formaba parte de la inconclusa línea Baeza-Utiel, que enlazaba Jaén con Valencia y sumaba un total de 366 kilómetros divididos en cuatro secciones.

Según figura en la web de Hispania Nostra, la inmensa estación de ferrocarril abandonada de Úbeda mide 408,93 metros entre el primer y último edificio, ocupa 4,65 hectáreas y se encuentra justo a la derecha del cruce de la carretera JV-3131 (que baja de la ciudad de Úbeda) para enlazar poco después con la carretera A-401. Su construcción está dotada de una gran solidez estructural a base de bloques de hormigón ornamentados por sillería de piedra artificial y vanos de mármol en su planta baja. En el piso superior se utilizó ladrillo caravista con tejados apoyados en forjado de vigas metálicas. En la terminación alta de su fachada principal del edificio de viajeros, tiene como elemento decorativo un frontón trilobulado.

 

Actualmente, aún se pueden apreciar las baldosas de los andenes entre abundante vegetación. La pequeña construcción que albergaba los servicios todavía conserva el techo, pero otros elementos han sido severamente destrozados y pintarrajeados. El edificio de oficinas está en un estado algo mejor. Casi todas sus entradas fueron tapiadas hace tiempo, aunque algunas han sido derribadas de modo que el acceso al interior ha quedado abierto. En el interior, bastante destruido, aún quedan algunas literas oxidadas y restos inservibles de cocinas y baños. Las Casas de los trabajadores se encuentran en inminente estado de ruina, con los tejados hundidos.

 

En cuanto a la Estación, sufre actos vandálicos y se encuentra invadida por la vegetación, lo que está afectando a la cimentación de la misma y a los muros que muestran numerosas grietas.

 

 

Razones de inclusión en la Lista Roja:

 

Posible derrumbe por el mal estado de su cimentación causado por la vegetación que la invade.

 

 

 

 

Convento de San Francisco de Úbeda. Siglos XV-XVIII. Inmueble Incluido Octubre de 2019. Sin protección. Propiedad Privada.



 Fue uno de los más antiguos de la ciudad, ya existía en el S. XVII y en los siglos XV y XVI experimentó fuertes remodelaciones. Desapareció en el S. XIX con la desamortización. En él se estudiaba filosofía y fue el archivo de la ciudad. De él se conserva una portada muy sencilla, con arco de medio punto y en su interior los restos de una capilla de una sola nave. En 1836 se subastó, y desde entonces fue deteriorándose hasta arruinarse, aprovechando su solar para construir casas y un molino de aceite.

La asociación Hispania Nostra, explica en su página web que las ruinas de la iglesia neoclásica paulatinamente se van deteriorando sin que nadie haga nada por ellas. Poco a poco se están cubriendo de vegetación. Recuerda que todavía se conserva una portada "muy sencilla", con arco de medio punto y en su interior los restos de una capilla de una sola nave.

 

Hispania Nostra relata, también, que permanecen importantes restos de la nave de la iglesia conventual, (donde quedan alojadas grandes tinajas de barro), así como parte del perímetro de la clausura, con sus artísticas portadas de estilo grecorromano y algunos arcos de diversas capillas funerarias y enterramientos de la alta nobleza de la ciudad.

 

En el año 2005 se iba a proceder a derribar los restos de su iglesia, muros y portadas, pero gracias al Ayuntamiento de Úbeda se paralizó su demolición y se restauró su entrada principal

El Convento de San Francisco de Asís, en Úbeda, en el listado de patrimonios que corren serio peligro. El Ayuntamiento de Úbeda confirma a este diario que el convento es propiedad de un particular. "Tenía ahí una bodega, pero no queda nada de valor", expresan fuentes municipales.

¿Por qué? Alertan del estado de "abandono" del edificio. "Si no se actúa pronto, corre el riesgo de desaparecer sus interesantes restos ornamentales. En su solar aún se conservan muchos secretos históricos", explica el colectivo Hispania Nostra.

 

Puente de  Ariza. Siglo XVI.  Fecha de inclusión: 21 agosto, 2012. Propiedad: Ayuntamiento de Úbeda. Bien de Interés Cultural.

Puente de Ariza. Foto Oronoz.


 

El puente Ariza es un puente en arco situado en el km 36,147 de la antigua carretera comarcal CC-3217, que une Úbeda con Arquillos, en la provincia de Jaén, en Andalucía.

Fue construido entre 1550 y 1560 según el proyecto del arquitecto y maestro de cantería Andrés de Vandelvira, autor también del Hospital de Santiago de Úbeda, y financiado por el obispo de Jaén, D. Diego de los Cobos y Molina, por tratarse de la principal vía de comunicación entre Úbeda y la meseta. Pertenece al tipo de puentes de bóvedas de gran luz que se construyeron en esa época. De fábrica de sillería con una longitud aproximada de 100 metros y 17 metros de altura en su punto más elevado, con 5 bóvedas de cañón, supera la central los 31 m de luz, poseyendo además una embocadura de doble rosca.

El puente tendría que estar intacto en Úbeda. En 1997 el Gobierno prometió trasladarlo piedra por piedra a unos diez kilómetros al norte de la ciudad de la Loma, en la zona de la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe. Se habló de un proyecto que rondaba los casi cinco millones de euros.

Pero nada se hizo. Este deterioro acabará con el hundimiento de este valioso puente si no se retira del lecho del pantano. El fantasma del Vandelvira vive sumergido por el olvido  y emerge cada pocos años para sonrojar a quienes sienten respeto por el patrimonio.

Ahora, el único Bien Cultural de Andalucía que está involuntariamente sumergido, se encuentra en la lista roja del Patrimonio de la Asociación Hispania Nostra, por el deterioro progresivo que sufre.

 

Ermita de San Bartolomé. Úbeda (pedanía de San Bartolomé). Siglo XVII. Fecha de inclusión: 18 enero, 2010. Propiedad: Obispado de Jaén. Sin protección.



 La iglesia de San Bartolomé de Úbeda (Patrimonio de la Humanidad), víctima del abandono y la desidia de sus propietarios. 

El antiguo templo fue reconstruido a principios del S. XVIII, siendo más grande que el anterior y bajo la advocación de San Bartolomé y Nuestra señora de la Blanca. La ermita presenta al exterior un arco de medio punto rematado por una hornacina y al interior se conservan algunas yeserías. El tejado se encuentra parcialmente derruido.

 No sufrió daños durante la guerra Civil de 1936 y se conservó –hasta comienzos de los noventa del siglo XX– tal y como fuera levantada y adornada en el siglo XVIII: con sus imágenes, su retablo, sus cuadros, su clavicordio, sus altares, su lámpara de cristal. Pero lo que resistió al vendaval de 1936 fue destruido poco a poco por la dejadez de una sociedad supuestamente culta. La antiquísima imagen de la Virgen Blanca, la de San José y las cajoneras de la sacristía se las llevó el santero de la ermita, y deben estar aún en su casa de Torreperogil si no las ha vendido a algún anticuario. Ahí comenzó el final de esta ermita. Luego, unos vándalos destruyeron la lámpara, la cancela, el clavicordio del siglo XIX, los altares, los cuadros del retablo. Más tarde el Obispado birló la campana y la imagen de piedra de San Bartolomé de la portada principal: los vecinos pudieron guardar la imagen de San Bartolomé y el sagrario. Nada más.

En septiembre de 2000 aún se conservaban la nave y la cúpula y el camarín de la Virgen, se había derrumbado el coro, pero seguían allí la pila bautismal y el retablo del siglo XVIII, ya mutilado. Nadie hizo nada entonces para evitar el deterioro de la ermita, pese a que se informó de su lamentable estado al Patronato de Cultura. Dos años después –en el verano de 2002– se había hundido la bóveda, la cúpula estaba agrietada, la pila bautismal descansaba bajo un montón de escombros y habían arrancado las cuatro columnas barrocas del retablo, amén de otras piezas más o menos destacadas del mismo. Se volvió a informar al Patronato de Cultura. Se volvió a la ubetensísima postura de no hacer nada. Hoy, la ermita es una pura ruina y nada queda de aquello que Ginés Ruiz levantará en 1727. (Texto de Manuel Madrid Delgado).

 

Próxima a la ermita se sitúa un pequeño oratorio donde se veneran las imágenes modernas de San Bartolomé y Nuestra Señora de la Blanca.

 

«Son sólo algunos ejemplos de los 55 BIC en peligro que hay por toda la provincia y sería difícil de entender por la ciudadanía que los Ayuntamientos no presentaran solicitudes para intentar conseguir estos fondos del Ministerio y que pueden suponer una subvención de hasta el 100% del importe necesario para recuperar y conservar el patrimonio histórico y cultural provincial.