LAS REJAS SITUADAS ante la antigua iglesia
del Hospital de Santiago (hoy auditorio); aparte de desempeñar un sistema
separador de ambientes, permiten mantener la suficiente conexión visual para
que los devotos puedan practicar su piedad en horas distintas a las
preceptuadas de los oficios religiosos. Esta fue la principal idea de la
fundación. Motivando mejorar la misma separación con el exterior los cortes metálicos
de permisividad amagada, haciendo de la iglesia de una especie de capilla
mayor, al tiempo que convierte el patio claustral, donde se abre las tres
arcadas, en lugar de oración.
La
idea resulta bastante original. Era intención de su fundador Diego de los
Cobos; en 1560, conjuntar un hospital para bubosos con un templo. Iglesia que
extendió su dominio a todo el conjunto, quedando integrada en la idea sacra.
Esta fabrica, es severamente simétrica al eje axial que parte por igual al
conjunto.
Se
ideó lógicamente un edificio con un cuerpo centrípeto a un bello patio de
columnas, que a su vez quedó convertido en claustro eclesiástico, situada la
iglesia en un lateral posterior y comunicando por triples vanos, que se cierran
con rejas. Todo es arquitectura limpia, de pureza renacentista, donde predomina
la línea, correspondiente al momento racional que alcanzó Vandelvira en su
última etapa, pero que contrasta con las licencias ornamentales, de tendencia
efectistas, que exhiben las rejas, como una expresa intención del diseñador de
hacerlas como nota lúdica en la rigidez del edificio.
Chueca Goitia, piensa que en ninguna
fundación hospitalaria, ni siquiera en aquella que le es muy paralela, el
hospital de Afuera en Toledo, se tuvo en cuenta esta opción funcional que la
rejería ofrece tan fácilmente.
En 1573, al
estar las obras del edificio muy avanzadas, se contrata al rejero ubetense Juan
Álvarez de Molina, bajo las condiciones de Andrés de Vandelvira las rejas de la
iglesia hospitalaria y funeraria.
En realidad, aunque son tres las rejas,
se trata de dos modelos. El mayor, de mayor anchura, ocupa el arco central,
coincidente en su mitad con el eje de simetría. El menor, ocupa los respectivos
arcos laterales
En la reja
central de la Capilla, en su iconografía, sabemos por Montes Bardo que aparecen
Santiago Peregrino, a cuyos lados se arrodillan dos peregrinos jacobeos con las
insignias tradicionales; los Santos Juan Bautista y San Juan Evangelista y
figuras hercúleas de la Justicia y la Caridad. La composición, de verdadero
retablo presidido por la medalla del Padre eterno entre ángeles, resulta
ingenua, de poco alcance y un tanto forzada.
Las rejas
laterales se decoran en su crestería con arma heráldica del obispo fundador y
ángeles funerarios sosteniendo una mitra cada uno.
El conjunto
que fue calificado por Lamperez como: “Magnifica reja excepcional, de tres
tramos, forjada y repujada”. Muy
necesitada de restauración, muestra actualmente la severa tonalidad y el
enmohecimiento del metal. Y esto es desgracia porque nos priva de catalogarla
justamente con aquella riqueza colorista que, en un principio, debió gozar.
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